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«Bienvenido héroe nacional»: Notas sobre el nacionalismo cultural inofensivo en Puerto Rico

05 Oct

Desde afuera parece que en Puerto Rico se vive un nacionalismo intenso; un nacionalismo contestatario propio de un pueblo que conoce su valor y no permite que le pisen continuamente. ¿Y quién puede culpar a aquell@s que piensan eso? Después de todo, ¿a qué otra conclusión pueden llegar al ver las imágenes de las caravanas de recibimiento a Tito Trinidad, a Denise Quiñones o a Javier Culson?

Sin embargo, estos eventos, lejos de evidenciar un nacionalismo político saludable, demuestran todo lo contrario: un nacionalismo cultural vacío e inofensivo.

En la década de los 1950s, el nacionalismo cultural se convirtió en la ideología del Estado Libre Asociado de Puerto Rico[1]. Jorge Duany, antropólogo de la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras, distingue entre estas dos corrientes de nacionalismo: “Like political nationalists, cultural nationalists emphasize a unique history, culture, language, and geography as the essence of the nation, but unlike political nationalists, they do not necessarily advocate the creation of a sovereign state to embody their ideals. Rather, cultural nationalists typically proclaim the spiritual autonomy of their nation by commemorating their heritage, celebrating their rituals, rescuing their traditions, and educating people”[2]. Esta distinción es vital para entender el espectáculo de las caravanas dedicadas a los “héroes nacionales”.

Habría que comenzar problematizando la noción de “héroes nacionales”. Más allá de las consideraciones existenciales de si una figura del deporte o de un concurso de belleza merece llamarse “héroe nacional”, hay que pensar en las connotaciones políticas del término. Hace poco, Javier Culson se convirtió en el primer puertorriqueño en ganar una medalla en un mundial de atletismo. Esto dio paso a toda una serie de celebraciones que nos recordaron las grandes caravanas de pueblo que se daban en los triunfos de Tito Trinidad. Uno de los momentos más reveladores de este episodio ocurrió cuando la alcaldesa de Ponce, María ‘Mayita’ Meléndez, proclamó que se le daría a Culson un recibimiento de “héroe nacional”. Los comentarios provocan confusión puesto que Meléndez milita en el Partido Nuevo Progresista, partido cuya misión es lograr la desaparición y asimilación total de la nación puertorriqueña. A lo largo de los años hemos tenido que soportar los comentarios de Pedro Rosselló afirmando que Puerto Rico no es una nación y las intervenciones poco elocuentes de Carlos Romero Barceló ante el Congreso de los Estados Unidos repitiendo el mismo estribillo. ¿Cómo entonces podemos congraciar que una persona militante en el PNP hable de una bienvenida de “héroe nacional” a un atleta puertorriqueño?

Y es aquí que comenzamos a ver las verdaderas entrañas de este mal llamado nacionalismo puertorriqueño. Estos eventos culturales que, de una forma u otra, levantan el sentimiento patrio de l@s puertorriqueñ@s, se han convertido en espacios estériles y seguros. Son momentos en los que ciudadan@s de distintas visiones políticas se unen bajo una bandera de nacionalismo cultural inofensivo y celebran y protestan sin amenaza alguna al poder político de los intermediarios o del Imperio. Carlos Pabón, hablando del investigador social Emilio Pantojas, comenta: “Para Pantojas, de lo que se trata es de que hay un ‘nuevo discurso popular’ de la puertorriqueñidad – simbolizado por los íconos nacionales provenientes del mundo del espectáculo: Tito Trinidad, Denise Quiñones y Ricky Martin – que reivindica la identidad cultural puertorriqueña ‘dentro del marco de la ciudadanía del “imperio americano”’”[3].

Pero si estos espectáculos son inofensivos para el poder imperial en Puerto Rico o para l@s intermediarios que buscan la asimilación final, son terriblemente peligrosos para aquellas fuerzas que buscan un nacionalismo político contestatario y saludable. Las expresiones de nacionalismo que se ven en estas celebraciones deportivas se quedan atrapadas en estos momentos y no se traducen en ningún movimiento político. Por el contrario, estos espectáculos adquieren una dimensión macabra de “baile, botella y baraja” que nos mantiene ocupados mientras se desmantela todo el andamiaje nacional-político de nuestra Isla.

Debo hacer la aclaración de que no me cuento entre l@s académic@s que ven al deporte como una mera distracción. Si fuera así, este blog no existiría. Sin embargo, es imposible obviar que el alboroto que se ha dado en el país por la medalla de Javier Culson coincide con un periodo de alta tensión y crisis en el gobierno de Puerto Rico. Noel Algarín, columnista del Primera Hora, comenta el overlap: “Curiosamente, la etapa de crisis social, económica y gubernamental en Puerto Rico coincide con uno de los periodos más fructíferos en nuestra historia deportiva. Desde que Javier Culson ganó medalla de plata en los 400 metros con vallas del Mundial de Atletismo en agosto pasado, se desató una racha memorable para nuestros atletas en eventos internacionales, tanto en deportes individuales como colectivos. Mientras nuestro país y sus instituciones parecen tocar fondo, nuestros atletas prueban a rozar el cielo. Vaya paradoja.” Y claro, no se trata de una teoría de conspiración que dicta que el PNP ha orquestado todos los triunfos boricuas para mantenernos ocupados. Se trata de que, como dice Tito Auger en su canción “Breve anécdota de heroísmo folklórico en fin de milenio”, “tu presencia encierra un receso a nuestra guerra” y los líderes políticos, sabiendo esto, le sacan el jugo al máximo con celebraciones oficiales, resoluciones en la Legislatura y hasta participando de estas caravanas de pueblo.

Por otro lado, dentro de estas mismas caravanas se dan otros signos de la falta de un nacionalismo político fuerte. Tanto en las de Tito Trinidad como en la de Javier Culson se nota la ausencia de la bandera estadounidense. En el caso específico de Tito Trinidad nos acordamos de cómo las personas que estaban en la manifestación abuchearon sonoramente el intento de poner una bandera estadounidense en el podio. De igual forma, Culson viajó junto a María ‘Mayita’ Meléndez en un camión que no tenía ni un estíquer de la pecosa pero estaba envuelto en banderas boricuas y ponceñas. Sin embargo, esto jamás y nunca se traduce en un movimiento anti-imperialista fuera de estos espacios seguros. Por el contrario, Luis Fortuño, representante máximo de la asimilación boricua (después de todo, es el miembro hispano de más alto rango del Partido Republicano de Estados Unidos) salió electo con número récord de votos aun cuando quedó claro que se saboteó a su contrincante en dos momentos claves de la elección. Y solo un puñado de gente protesta y se queja en contra de las intervenciones federales en asuntos nacionales que van en aumento vertiginoso. La realidad del caso es que esos momentos de “patriotismo” que se dan en esos eventos, son momentos estériles a los que se les ha quitado todo tipo de garra política.javier_culson

Y este vaciamiento va más allá de las políticas anti-imperialistas. Esa unidad que se manifiesta en estas caravanas, como diría Tito Auger “jalaos por tu consistencia, pa’ reunirnse en comunión” se queda, igualmente, en estos espacios. Cuando ocurrió la primera ronda de despidos, ¿qué se hizo? Un parito aquí, una huelguita allá y al final, nada y ahora tenemos encima otra ronda de despidos masivos. Cada vez que Rivera Schatz nos habla como si viviéramos en un estado fascista, ¿qué ocurre? Nada. Cuando Pedro Rosselló perdió las elecciones y se metió en el Senado de Puerto Rico a las malas, ¿qué ocurrió? Nada. Esta es la historia de nuestro pueblo; una historia de atropellos, de faltas de respeto y de un pueblo cuyo nacionalismo solo sirve para portar camisetas que dicen Puerto Rico y ondear banderas de vez en cuando en una caravana a un héroe nacional.

Todo este vaciamiento de la retórica nacionalista comenzó con Luis Muñoz Marín. Según Duany, Muñoz Marín creía que “it was possible to develop a strong, original, and well-defined personality without resorting to political nationalism”[4] Este pensamiento se ve resumido en las palabras de Eugenio Fenández Méndez, uno de los asesores más influyentes de Muñoz: “we can be in Puerto Rico, at the same time, culturally Puerto Rican and politically American.”[5] Y si el gobierno comenzó esta tendencia, fue finalmente el capital el que logró eliminar cualquier rastro de políticasmarx anti-imperialistas o anti-capitalistas que quedara en nuestro nacionalismo. Carlos Pabón habla sobre como el nacionalismo puertorriqueño se ha convertido en un bien mercadeable. Hablando de una campaña publicitaria de MoviStar que contaba con la presencia de Denise Quiñones y un estribillo que decía “Esta vez el Grito de Lares se oye hasta en el universo”, Pabón cita a su creadora Helga Toro: “Esto no tiene que ver nada con política sino con la forma de identificar a nuestros clientes con eventos positivos, que son los que el público quiere en un momento de tantas noticias negativas como el crimen y el maltrato de menores”[6]. El Grito de Lares, la expresión más visible del nacionalismo político puertorriqueño, queda convertido en un estribillo de publicidad sin fuerza política que se vende como las camisas del Che o los finger puppets de Marx.

Con este artículo no pretendo condenar la celebración de los triunfos de nuestros atletas puertorriqueñ@s  ni decir que no existe, en algunos bolsillos del panorama ideológico boricua, ese nacionalismo político saludable al que debemos aspirar. Efectivamente celebrar los triunfos de este país es un evento importante y necesario (yo mismo tengo una entrada de felicitaciones a Culson en este blog). Lo que quiero decir es que mientras estas sean las únicas manifestaciones nacionalistas masivas de Puerto Rico nunca echaremos a un lado la mentalidad colonial que tanto daño nos ha hecho. Lo que quiero decir está resumido en las palabras finales de la canción de Tito Auger: “Bienvenido héroe nacional / nuestro orgullo cuelga de tu andar / Eso como que huele mal…”


[1] Jorge Duany, The Puerto Rican Nation on the Move, 2005, p.123.

[2] IBID

[3] Carlos Pabón, Nación Postmortem, 2002, pp. 399-400.

[4] Jorge Duany, The Puerto Rican Nation on the Move, 2005, p.126

[5] IBID, p.133

[6] Carlos Pabón, Nación Postmortem, 2002, pp.395-396.

 
3 comentarios

Publicado por en 05/10/2009 en Serie de Nacionalismo

 

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3 Respuestas a “«Bienvenido héroe nacional»: Notas sobre el nacionalismo cultural inofensivo en Puerto Rico

  1. enfogoná

    08/10/2009 at 7:54 pm

    Ese nacionalismo cultural del que hablas es, precisamente, el «logro» más grande del partido popular. Estoy de acuerdo contigo también en que esa estrategia ha sido nuestra mayor ruina porque nos ha paralizado en una especie de pantano del que ni salimos ni nos acabamos de ahogar. Esa nulificación que es la «colonia contenta», la colonia que «defiende» su «identidad» ha superficializado cualquier lucha. Sin embargo, por otro lado, la cosa es compleja porque por la vía del nacionalismo cultural también es que este pueblo no ha sido absorbido por EU y por sus necios alicates criollos. Esto nos divide, porque ni siquiera la única y miserable «soberanía» que tenemos la podemos disfrutar desenfadadamente como lo haría cualquier nación soberana! En cada festejo, sobre cada logro, se ciernen sobre nosotros las consecuencias de nuestra indefinición.

     
  2. Raul J.

    08/10/2009 at 8:48 pm

    Sí, tienes razón en que la cosa es compleja y que ese nacionalismo cultural nos ha ayudado, en parte, a mantener nuestra identidad ante la poderosa ola asimilista que se ha desatado en Puerto Rico. El problema, según yo lo veo, es que ese nacionalismo cultural ha resultado ser una buena estrategia defensiva pero no una buena estrategia ofensiva, es decir, nos ha protegido (hasta el momento) de que el Imperio nos absorba, pero no ha hecho nada para mobilizarnos activamente hacia la separación y la formación de un país soberano funcional. Y en el fondo creo que la poca utilidad que ha tenido hasta el momento (evitar la asimilación total), la va a seguir perdiendo con el pasar de los años. Mi opinión, que está basada solamente en la observación y no está medida «científicamente», es que el país va lenta pero seguramente por el camino de la asimilación.

    Gracias por comentar!

     
  3. enfogoná

    09/10/2009 at 2:44 am

    Sí, por eso mismo es que te hablaba de un pantano que nos ha inmovilizado.

     

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